El historiador Santos Juliá
sugería ayer
en El País que si se produjeran unas terceras elecciones debería
haber una huelga de electores en rechazo por la actitud que han tenido los
partidos políticos a la hora de formar gobierno. El alcalde de Pamplona Joseba
Asirón se lamentaba hoy
en Info7 Irratia de que UPN no haya condenado “las
amenazas fascistas” que supuestamente ha recibido en forma de pintadas. El presidente de las juventudes del PP de Navarra ha iniciado
una recogida de firmas para salvar el monumento
de Navarra a sus Muertos en la Cruzada.
Pero llegan tarde.
Llega tarde Santos Juliá, porque los
carlistas ya propusimos el 20 de diciembre y el 26 de junio que la gente no
sólo no acudiera a votar, sino que se pusiera manos a la obra para construir
una sociedad de hombres libres. ¿Votaremos en unas terceras elecciones?
Tampoco.
Llega tarde Joseba Asirón a
combatir a Franco, porque el dictador ya está muerto y porque los carlistas
tuvimos que hacer, cuando había que hacerla, la oposición a su régimen. Se hizo
porque había que hacerlo, cumpliendo con nuestro deber. Ahora los problemas son
otros y, no nos cabe duda, este tiranuelo que tenemos por alcalde forma parte
de ellos.
Llega tarde el presidente de las juventudes del
PP de Navarra, porque sus políticas liberales han arrasado con las libertades de los
navarros. No nos creemos, los carlistas, su cuento del patrimonio artístico.
Que vaya a defender el arte a los museos, esas instituciones cuyos consejos y
puestos de honor ocupan sus gerifaltes. Le cedemos, si quiere, el museo carlista de
Estella.
En realidad, no sólo llegan tarde, sino que además se equivocan. Al
menos los jóvenes del PP y el alcalde Asirón. Algo tenían que tener en común:
el error. Porque Santos Juliá, que es un historiador respetado, ya sitúa el mal
“en los tiempos de la mamá de Isabel II”. Escribe este párrafo magistral:
“No hay que ser experto en historia parlamentaria para comprobar que el
mal viene de lejos, de los tiempos de la mamá de Isabel II nada menos, María
Cristina, la reina gobernadora; se refuerza en la época del moderantismo y
recorre todo el largo periodo de la Restauración, cuando los políticos y los
amigos de los políticos concebían el Estado como una finca que los partidos
gobernantes y los amigos de los partidos gobernantes vendimiaban por turno bien
establecido. Ejecutivo fuerte por presidencialista, Parlamento débil por servil
es igual a Estado como botín que se distribuye a la voz de adhesión
incondicional. Y pesa tanto entre los vivos la tradición muerta que la primera
aparición pública de quienes hace unos meses presumían de ser gente de abajo
frente a la casta de arriba consistió en repartir la piel del oso antes de
cazarlo: qué hermoso y lucrativo asaltar los cielos”.
Don Santos, perdone por
compararlo con aquellos. Era una broma. La huelga
general de electores es buena idea, aunque tardía.
Joseba, no se trata de amenazas fascistas.
Ni lo uno ni lo otro. Ya sabe usted bien qué acciones son protagonizadas por
los carlistas. No es nuestro estilo la amenaza. Los carlistas haremos en cada
momento lo que haya que hacer y, en el cumplimiento de este deber no vemos la
necesidad de avisar a nadie. Los carlistas no amenazamos, actuamos. Por cierto,
se limita usted, Joseba, a señalar que están allí enterrados los generales
Sanjurjo y Mola. Le recordamos el nombre de los seis valientes, en su mayoría carlistas, que
los acompañan:
Joaquín Munárriz Escondrillas, de Cascante
Joaquín Sota Garayoa, de Tafalla
Severino Arregui Olalquiaga, de Puente la Reina
Don Pedro Martínez Chasco, de Oteiza de la Solana
Joaquín Aznar Zozaya y Dimas Aznar Zozaya, de Javier
Al presidente de los jóvenes del PP. No
cuela. No os vamos a hacer el trabajo en la calle. Si sois realistas, os daréis
cuenta de dos grandes verdades: no representamos demasiados votos y os
haremos frente como llevamos haciendo desde 1833. Son muchos años ya. Muchos
años.